Malditos Bastardos
Hoy mamá va a probar,
con la pistola de silicona, tapar los agujeros de la ducha por la que el agua
parece querer escapar pidiendo auxilio. Ésos agujeros por donde se filtra el
dolor de su mirada, y la impotencia de no tener más peniques que, para comprar pan
seco de la semana pasada y leche agria, conseguida a hurtadillas gracias a su vecina. Mientras,
ellos hacen su ronda masticando una bola de lujuria. Ellos, malditos bastardos.
El Último Suspiro
Hoy mamá va a probar con la pistola, desenfundada previamente
de un manto de polvo, entablar una serena conversación con mi padre. Se sentará
en el balancín de madera arañado por Mugui, nuestro pardo gato, y mirará
fijamente a los ojos de ése hombre que me dio la vida al mismo tiempo que me la
arrebató.
Ella le hablará apuntando a su corazón con el revólver, buscando respuestas, pero
la única que hallará será tras el silencio que se crea antes de apretar un
gatillo: un último suspiro cobarde.
Disparos de Luz
Hoy mamá va a probar con la pistola, dar luz al tapiado de
éste mugre refugio, donde el sol no refleja la oscuridad pintada entre paredes.
Empuñará el arma con fuerza, y tal vez le tiemble el pulso, la mano, y cada uno
de sus dedos que contengan el revólver.
Pero disparará una y otra vez, tantas balas haya dentro, a través la
tenaz madera. Y solo así los días pasarán a ser translúcidos por un ventanal
imaginario, el cual dibujará motas de luz a las sombras de nuestros rostros.
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