dilluns, 5 de gener del 2015

* Bésame mucho

Tarareaba ella siempre la misma melodía 
como un eco inducido desde la memoria
- para no marchitarse -.

Mientras, esperaba a que alguna alma perdida
pisara de nuevo la casa del olvido y así,
encendiera, por última vez,
el viejo tocadiscos.

Sin embargo la única forma de volver a la canción
era con el vago recuerdo que le acompañaba
en los amaneceres y atardeceres que siempre vislumbraba
pues, el sueño ya no era concebido en su reino.

En silencio, contemplaba el retrato de Anne Bancroft 
- parte de un paisaje de la película "Grandes Esperanzas" -

Se cernía ya la penumbra de la noche
donde las runas anidaban suspiros de calidez
en un hogar difamado por la tristeza.
Pero ella:
¡bailaba!

¡Ella!.
Acompañada 
por su soledad
y por Cesaria Évora.

Consumiendo cigarrillos a la vez
que su vida se consumía entre sus dedos,
los meses agónicos precediendo un melancólico despido
abandonando la esperanza,
olvidando lentamente cada nota de la canción,
cada paso del vals para dos 
dibujado al ritmo del latido de su corazón.

Sonaba "Bésame mucho"
 cuando el tocadiscos paró.
Y con la última calada del cigarrillo
su cuerpo se consumió 
en un hálito de ceniza y melancolía
bailando
el último adiós.


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